sábado, 12 de julio de 2014

Carlos Linneo: "El propósito de la Creación es la Gloria de Dios"


Su legado

Carlos Linneo (1707 –1778) fue un botánico, médico y zoólogo sueco, famoso por haber clasificado los seres vivos en grupos taxonómicos, y por haber sentado las bases para el sistema de nomenclatura biológica moderna, por lo cual es recordado como "el padre de la taxonomía moderna" y fundador de la taxonomía biológica.


Fue uno de las figuras más aclamadas en Europa, uno de los científicos más destacados del siglo XVIII, y ciertamente el biólogo más prominente de su época. Su influencia rebasó el campo de la biología y la historia natural, a tal grado de que era admirado por filósofos como Rosseau y Goethe.

El sueco, cuyo nombre en latín es "Carl Linnæus", escribió gran parte de sus obras en dicho idioma, formó el sistema binomial para nombrar a cada especie con dos nombres científicos latinos; siendo éste un modelo que aún persiste hasta el día de hoy. Por la extensa clasificación que llevo a cabo con el ahora conocido como "sistema Linneano," llegó a ser considerado como un "segundo Adán," (haciendo una alusión del pasaje bíblico en Génesis 2:19), aunque Linneo mismo consideró que Adán había sido "el primer naturalista."

En su máxima obra "El sistema de la naturaleza," llegó a clasificar 4,400 especies animales y 7,700 especies vegetales, y en su obra "Especies de plantas," logró hacer una descripción metódica y concisa de aproximadamente 5,900 especies plantas específicas. Por todo esto, Linneo es también considerado el "padre de la botánica moderna" y uno de los "padres de la ecología moderna."

En su honor, se han fundado numerosas instituciones científicas de las cuales destaca la Sociedad Linneana de Londres, que entrega la Medella Linneana para la excelencia científica en la botánica y zoología desde 1888.

Su biografía

Linneo era hijo del botánico aficionado Nils Ingemarsson Linnaeus, un pastor luterano que fungía como ministro en la pequeña localidad sueca de Stenbrohult en Småland.

Al igual que Blaise Pascal, comenzó a ser educado en casa por su padre, quien le daba estudios bíblicos, clases de geografía y clases de latín, aunque a los 7 años, su padre ya había conseguido la asesoría de un tutor personal para su hijo.

Más tarde, Linneo fue enviado a una pequeña escuela, en la cual no destacó como buen estudiante porque que su interés por la botánica lo distraía y él prefería ir al campo a buscar flores y plantas. 

A los 17 años, ya leía extensamente libros sobre botánica y se había empezado a interesar en la medicina. 

En 1724, ingresó al gymnasium "Växjö Katedralskola" en donde estudió hebreo, griego, matemáticas y teología. Al egresar del colegio, fue llevado con el profesor Johan Rothman, quien le veía futuro en la medicina, y lo instruyó en la fisiología. Bajo su intrucción, Linneo aprendió sobre clasificación de plantas, reproducción vegetal, y a sus 21 años quizo entrar a la Universidad de Uppsala a estudiar medicina, donde más tarde comenzaría a dar conferencias sobre botánica y reproducción vegetal. 

Al inicio de su carrera, el sueco comenzó a cuestionar el sistema de clasificación vegetal que le habían enseñado en la escuela, por lo cual, decidió formar su propio sistema basado en la reproducción de las plantas, tomando datos de una serie de expediciones en las que estudiaría las diversas especies. Linneo emprendió una expedición a Laponia para recolectar plantas exóticas, un proyecto que  marcó el inicio de una labor de 20 años en el que nombraría, describiría y clasificaría cada organismo conocido en el mundo occidental.

Sus viajes a diversas regiones fueron extensos, y los estudios que comenzó a publicar llamaron la atención y recibieron el reconocimiento de la Sociedad Real de Ciencias de Uppsala en 1732. En 1735 publicó la primera edición de "Systema Naturae" cuyo título competo fue "Sistema natural, en tres reinos de la naturaleza, según clases, órdenes, géneros y especies, con características, diferencias, sinónimos, lugares;" obra que sería constantemente revisada y modificada en los años subsecuentes.

En su viaje a Uppsala, el sueco encontró numerosas
muestras de su planta favorita, que más tarde
 sería nombrada "Linnaea borealis" en su honor.
Visitó zonas escandinavas, el Golfo de Botnia, y las ciudades de Lapland, Umeå, Luleå y Tornio. Mientras viajaba, escribía diarios donde describía una diversa variedad de temas, sobre botánica, y sobre aspectos culturales de los asentamientos que visitaba. Particularmente se interesó por los aspectos del pueblo Sami

En una sola de sus expediciones, Linneo descubrió cerca de 100 especies que nunca antes se habían estudiado de forma documental. Como resultado, escribió "Flora Lapponica" (1737), donde presentó la clasificación de animales, plantas y minerales en nuevas familias, acuñando nueva nomenclatura y describiendo 534 especies, con todo y su distribución geográfica y diversas notas taxonómicas.



La clasificación que propuso Lineo sentó 5 niveles: 

  1. Reino
  2. Clase
  3. Orden
  4. Género 
  5. y Especie 
Retomando en éste último la esencia que había sido descrita previamente por el naturalista cristiano John Ray, y tomando en cuenta que "orden" era sinónimo de "familia."

En los siguientes años Lineo hizo excursiones extensas a regiones europeas, incluyendo lugares de la República Holandesa, los Países Bajos, y Alemania, entre otros. En Inglaterra, tuvo la oportunidad de visitar la Universidad de Oxford para conocer al botánico Johann Jacob Dillenius, y en holanda conoció al célebre médico Herman Boerhaave, con quien forjó una cercanía hasta el día de la muerte del holandés.

Después publicó otros dos libros: "Genera Plantarum" (1737), donde dividió el reino vegetal en 24 clases,  "Hortus Cliffortianus" (1738), donde exploró el tema de la botánica en colaboración con el entomólogo Georg Dionysius Ehret.

Al regresar a su país natal, en 1739, se casó con Elisabeth Moræa y se mudó a Estocolmo donde ejerció como médico durante tres años en el hospital naval del lugar. Allí mismo, fue uno de los fundadores de la Real Academia de Ciencias Sueca, de la cual, más tarde fue elegido como Presidente, y como Secretario durante 20 años.

En 1741, fue elegido como profesor de medicina en la Universidad de Uppsala y poco después se tomó a la tarea de reconstruir y expandir un gran jardín botánico en la institución. Realizó una expedición adicional a las islas suecas de Öland y Gotland, donde descubrió cerca de otras 100 especies vegetales. Para enfocarse completamente en su nuevo trabajo, dejó de trabajar como médico, salvo para ayudar a los pobres o a su familia. Más tarde, sin embargo,fue elegido como el médico oficial del rey Adolfo Federico de Suecia.

En 1742, Celsius había creado su escala con los 0°C para el punto de ebullición y los 100°C para el punto de congelación. Tres años después, Linneo consideró que sería mejor revertir la escala para facilitar la medición práctica de la temperatura, y para formar lo que un inicio llamó "termómetro linneano."[1] 

El mismo año, publicó "Flora Suecica," y un año después: "Fauna Suecica," un recuento descriptivo de las plantas y los animales de la nación sueca. 

Luego, hizo otras dos expediciones a regiones de su país, y en 1750 se convirtió en el rector de la Universidad de Uppsala, donde desde entonces organizaría expediciones a países lejanos como Sudáfrica o Japón, para sus estudiantes, entre los que se incluían Christopher Tärnström, Daniel Solander, Pehr Forsskål, Pehr Löfling y Carl Peter Thunberg.

En 1751, publicó su obra "Philosophia Botanica," y en 1753, publicó "Species Plantarum,en la que enlistó todas las especies vegetales que se conocían en la época, clasificadas por su respectivo género. El libro constaba de 1,200 páginas divididas en dos tomos, y ascendía a una descripción de más de 7,300 plantas.

En 1758, publicó su décima edición de "Systema Naturae," su máxima obra taxonómica donde aplicó el sistema de clasificación para todos los seres vivos, incluyendo animales, plantas y seres humanos. 

El Reino animal, presentaba 6 clases:
  1. Mammalia: compuesto de mamíferos. 
  2. Aves: compuesto de aves. 
  3. Amphibia: compuesto de anfibios, reptiles y peces variados que no fueran osteictios.
  4. Piscis: compuesto de peces óseos, incluyendo peces espinosos de aletas (perciformes) como un orden separado.
  5. Insecta: compuesto de todos los artrópodos, con los crustáceos, arácnidos y miriápodos incluídos en el orden "Aptera".
  6. Vermes compuesto de los invertebrados restantes, más o menos divididos en gusanos, moluscos y organismos de concha dura, como los equinodermos.
Linneo también acuñó los términos "primates" para describir a las especies de simios; fue el primero en clasificar a las ballenas y al manatí en la categoría de los mamíferos, en retirar al murciélago de la categoría de las aves, y en utilizar por primera vez el término "Homo sapiens" (en latín: 'Hombre Sabio'), para describir al ser humano.

Si bien, el modelo de Linneo no estaba exento de errores y ha habido cambios a su clasificación original, las bases que sentó aún permitieron relacionar las especies en grupos de familias adecuadas; y con esto se dio inicio a la nomenclatura zoológica y vegetal científica, razón por la cual, mas de dos siglos después, su modelo es considerado hasta hoy en día una obra fundamental de la nomenclatura científica.

En 1760, Linneo publicó un tratado descriptivo de plantas africanas, en 1767, fue elegido miembro de la Sociedad Científica y Económica de Celle, y ese mismo año fundó un gran museo de historia natural en su ciudad.

 Su fe en Dios


Linneo fue un creacionista y creyente convencido que, de principio a fin, dejó ver muestras de su fe a lo largo de sus obras y escritos. Pulteney & Maton (1805), en el libro biográfico "Una revisión general a los escritos de Linneo," comentan al respecto:
"El hábito de escudriñar y contemplar las maravillosas energías y economía de la naturaleza tenía el efecto de inspirar a Linneo con una especie sofisticada de sentimientos piadosos, que prorrumpe en varias partes de sus escritos con una elocuencia peculiar y de lo más atractiva.  
Ni una sola de sus mayores obras comienza o termina sin un pasaje de algún autor sublime, declarativo de su adoración al Ser Supremo, y de sus admiraciones de  los artificios infinitamente diversificados y estupendos en la creación." [Richard Pulteney & William George Maton, "A general view of the writings of Linnæus" (1805), p. 497.]
Aunque buena parte de sus obras en holandés o en latín todavía no se han traducido al inglés ni al español, todos sus biógrafos concuerdan en que fueron sus creencias religiosas las que lo llevaron a estudiar teología natural: una escuela de pensamiento floreciente en 1700, que declaraba que se puede entender mucho sobre la sabiduría de Dios al estudiar Su Creación. De esto, Antonio González Bueno, en "Carl von Linné: La pasión por la sistemática" (2007),  comenta:
"Linneo se preocupó por ordenar el mundo natural, no por entenderlo; su objetivo fue establecer modelos que permitieran la fácil identificación de los seres que componen la Naturaleza. Consideraba que ésta, sin discusión, era un acto de Creación y su concepto de los géneros y las especies, así como su esfuerzo por ordenar el mundo natural, se explicaban dentro de un mismo contexto: el acercamiento a Dios a través de su obra. Linneo justificará, en Curiositas naturalis (Estocolmo, 1748), la preocupación por el estudio de la historia natural como una de las más importantes ocupaciones del hombre, por cuanto de él se deriva un mejor conocimiento del pensamiento divino." [Carl von Linné, p. 16; Ars Medica. Revista de Humanidades 2007; 2:199-214 199]
En "Una vida de Linneo" (1858), se redacta la forma en que, al igual que Francis Bacon, Linneo veía en el Libro de la Naturaleza la demostración clara de la omnipotencia de Dios:
"Linneo, en el prefacio de una de sus obras, ha sugerido que probablemente el estudio de las diversas obras de la creación formaron uno de los principales placeres y ocupaciones del estado paradisíaco, y que, sin duda alguna, cuando el hombre estaba puro y no caído, el libro de la naturaleza era su Biblia, en la que él leía las perfecciones y atributos de Dios, y veía, como en un espejo, una imagen de cosas espirituales y divinas. Pero es de otra forma ahora; y mientras, por las aves del cielo y las flores del campo, el observador cristiano aprende lecciones de humildad, confianza, y amor, él sabe que en el Evangelio del Señor Jesucristo solamente se ve la entera mente y voluntad de Dios revelada. Él había aprendido de "la sabiduría de Dios" en el misterio de la cruz, y desde esta posición, observó las bellezas y maravillas de la creación alrededor de él, y las amó y las admiró, con una peculiar alegría rebosante, mientras reconocía en ellas las obras de Aquél que es "el resplandor de la gloria del Padre," y "por quien también Él hizo los mundos de Quien, y por medio de Quien y para Quien son todas las cosas.[J. Van Voorst, Brightwell (1858): "A life of Linnaeus." pp. 111-113]
Casa de Linneo, en Hammarby
En el mismo libroJ. Van Voorst citó la expresión del naturalista tiempo después de culminar la expansión y construcción del gran jardín botánico en la Universidad de Uppsala, el cuál sobrepasó en tamaño y cantidad a todos los otros jardines botánicos de la época:
"Seis años después de la creación de este Jardín, el reciente profesor publicó su descripción. El número de especies de plantas foráneas en ese momento ascendía a un mil ciento. Lleno de alegría al contemplar los frutos de su trabajo, con un corazón alegre, exclamó esta animada manifestación de alegría y gratitud, con motivo de una celebración pública:
"Le doy gracias al Todopoderoso, que me ha dado porción para que viva este día; y vivir, también, más feliz que el rey de Persia. Me considero bendecido por ser director en este jardín académico. Éste es mi 'Rhodus', o mejor dicho, mi 'Elysium'; aquí disfruto mis trofeos del Este y del Oeste, y, si no me equivoco, aquello ahora excede la belleza de las prendas de los babilonios, y la porcelana de China. He aquí donde yo mismo contemplo el poder y la sabiduría del Gran Creador, en las obras por las que Él se revela, y se muestra a los demás." [Brightwell (1858), "A life of Linnaeus", p. 123]
Al igual que Bernoulli y Bacon, Linneo tenía enemigos que lo difamaron y acusaron de conductas reprochables que Florence Caddy refiere en el libro "A través de los campos con Linnæus; un capítulo en la historia sueca" (1887) diciendo que "aunque era un hombre bueno y piadoso, Linneo no era ningún santo." El relato cuenta que en la década de 1730, había surgido una fuerte rivalidad entre Linneo y el médico Nils Rosén von Rosenstein, quien, se dice, por celos a la popularidad del sueco, copió algunas partes de sus discursos sobre botánica y apeló a sus influencias logrando que la universidad de Uppsala le prohibiera darconferencias a Linneo. Según ésta versión, la reacción de Linneo fue amenazar personalmente a Rosén con una espada. 


Sin embargo, Jackson & Fries (1923) ponen en tela de juicio la anécdota, y afirman que es una historia falsa que fue difundida por los detractores de Linneo. Los biógrafos señalan como evidencia una carta fechada en 1733, en la que el naturalista escribió a Gabriel Gyllengrijp:
"He trabajado en la Universidad de manera calmada, sobria y cristiana, para que nadie me pueda condenar de la más pequeña ofensa. Nunca he sido convocado ante un juez, y nunca he molestado a nadie en lo más mínimo." [citado en Benjamin Daydon Jackson & Theodor Magnus Fries (1923), "Linnaeus," ed. 2011. Cambridge University Press, p.  1733.] 
Poco después, Linneo escribió un texto titulado "Nemesis Divina," donde expresaba meditaciones sobre pasajes de la Escritura Bíblica y sus aforistas favoritos. El tema del texto trataba los problemas del deseo de venganza, y el castigo que le espera a cada persona que transgrede las ordenanzas de Dios. Uno de sus pasajes clave contenía las palabras "Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor," mientras que en otro se decía:
"Todas las cosas van en contra del culpable. Todo lo persigue. Ninguna calamidad es por sí misma. Todo me salió mal a mí cuando atesoraba la venganza, pero cambié y dejé todo en manos de Dios: desde entonces, todo feliz." [Linneo (1739)] 
En la traducción al inglés "Nemesis Divina", Springer cita las opiniones que Linneo tenía sobre diversos temas:

"En la doceava edición del "Sistema de la Naturaleza," publicada en Estocolmo en 1766 o 1768, (la última que preparó para la prensa), Linneo mantuvo la categorización que había hecho hace como una década antes, y en seis de las siete subdivisiones de la obra en cuestión, añadió referencias a su colección completamente privada del material sobre Némesis Divina.  En el párrafo sobre fisiología, él añade la observación de que deberíamos "ocuparnos de lo nuestro." Al de patología añade que hay que "recordar nuestra mortalidad;" al de psicología, que deberíamos "vivir irreprochablemente, teniendo a Dios cerca." De la política, dice que encuentra su carácter ideal en "un hombre de virtud y confianza anticuada;" de la moralidad, en el "hacer lo bueno y siendo feliz," mientras que de la teología, dice que se hace para volver a "vivir moralmente bajo el decreto de Dios, convencido de la completa justicia de Su Némesis," [retribución divina] y "recordando a nuestro Creador." ["Nemesis Divina: (Edited and Translated with Explanatory Notes by M.J. Petry)", about Carl von Linné (2001), Springer, p. 7]

Su diario autobiográfico

Los diarios de viajes y cartas de Linneo fueron compilados por Sir James E. Smith, el fundador de la Sociedad Linneanna. De dichas colecciones de documentos, algunos fueron escritos en latín, y otros en sueco, pero aunque algunos han sido traducidos al inglés, y algunos pocos han sido publicados por separado en alemán, todavía hay algunos de ellos que hasta ahora nunca han salido a la luz en absoluto.[1]  

De sus diarios publicados, sin embargo, destaca el de 1730, que fue traducido del latín por el amigo de Linneo, el Pro-canciller Menander, con quien mantenía correspondencia. El escrito era una especie de autobiografía que iba destinada a ser leída por sus hijas y sus futuros descendientes, por lo cual, Linneo prefirió escribir de sí mismo en tercera persona:
"Sobre la puerta de su habitación hizo que se hiciera la inscripción: "Vive inocuo: Dios te observa!"  
Siempre entretuvo veneración y admiración por su Creador, y trató de trazar su ciencia a su Autor:
"Tu gloria es toda Tuya, porque decretas los destinos." (Virgilio)
El Señor mismo lo ha guiado con su propio brazo Todopoderoso. Él le hizo brotar como un tronco sin raíz, lo volvió a plantar en un lugar distante y más agradable, y ha causado que crezca hasta hacerse en un árbol considerable. Lo ha inspirado con una inclinación por la ciencia, con tanta pasión, que se convirtió en algo de lo más gratificante que todas las otras inclinaciones. Le ha dado todos los medios que pudiera haber deseado, o disfrutado para obtener cosas que el tenía en mente. Le ha favorecido de una manera tal, que incluso aunque no hubiera obtenido lo que había querido, al final esto vino a ser su gran ventaja. Le llevó a ser recibido favorablemente por el "Mœcenates Scientiarum;" por los hombres más prominentes del reino, y por la Familia Real. Le ha dado un puesto favorable y honorable, el mismísimo puesto que, sobre todos los demás en el mundo, había anhelado. Le ha dado la esposa que había querido, y que se encargaba de los asuntos familiares mientras él se dedicaba a estudios laboriosos. Le ha dado hijos que resultaron ser buenos y virtuosos. Le ha dado a un hijo para que fuera su sucesor en su oficio. Le ha dado la más grande colección de plantas que jamás haya existido en el mundo, y su más grande deleite. Le ha dado tierras y otras propiedades, para que aunque no haya habido nada superfluo, nada le falte. Lo ha honrado con los títulos de médico del Rey, caballero, noble, y con la distinción del mundo científico. Lo ha protegido del fuego. Ha preservado su vida por más de 60 años. Le ha permitido visitar sus Cámaras del Consejo secreto nacional. Le ha permitido ver más de la creación de lo que cualquier mortal antes que él. Le ha dado mayor conocimiento de la historia natural que cualquier hombre haya adquirido antes. El Señor ha estado con él por donde quiera que él ha caminado, y ha quitado a todos sus enemigos delante de él, y le ha concedido hacerse de un nombre, como aquél de hombres prominentes que hay en la tierra. 1 Crónicas  17:8." 
[Citado en The Annual Review and History of Literature (1806), por Arthur Aikin, T. N. Longman and O. Rees, p. 472, y en Life of Linnaeus (1858), por J. Van Voorst & Cecilia Lucy Brightwell, Londres. pp. 176-177]
El biógrafo de Linneo, Dietrich Stoever, se refirió así a la fe de Linneo:
"Uno de los atributos más distinguidos de la mente de Linneo era sus sentimiento religioso y su profunda adoración por la Divinidad. En este aspecto, se asimilaba a Newton, a Haller, a Locke, a Euler, y otros, cuyo respeto a la religión, hacía de su conocimiento algo aún más estimable. Entre más profundizaba en los secretos de la naturaleza, más admiraba la sabiduría de su Creador. Él alabó esta sabiduría en sus obras, la recomendó por medio de sus discursos, y la honró con sus acciones. Cada vez que encontraba una oportunidad de explayarse sobre la grandeza, la providencia, y la omnipotencia de Dios, lo cual pasaba frecuentemente en sus discursos y viajes botánicos, su corazón brillaba con un fuego celestial y su boca derramaba torrentes de elocuencia admirable.  
Esto lo convirtió en uno de los mejores inculcadores de moralidad, la cual infundió practicando el mismo espíritu de la religión en el corazón de sus alumnos. Mantuvo, como ya observamos, un diario como el de Haller, en el que registró las principales ocurrencias de su vida. Además de esto, había comenzado a escribir una pequeña obra en 1733, a la que llamó "Nemesis Divina"; y en el que registró, por así decirlo, para su propia advertencia, los castigos infligidos por la Providencia, y aquellas catástrofes y adversidades que cayeron en otros, y que con unna larga experiencia, había previsto o presentido. Sobre la puerta de la sala, en el que daba sus conferencias, estaba la siguiente inscrpition: "¡Innocui Vivite Numen Adest" (¡Vive inocuo, Dios te observa!).  
Nunca pudo pensar en los maravillosos caminos en que el Todopoderoso le había guiado, sin sentirse conmovido, y sin pensar en su Providencia en todas las pruebas de Su gracia y misericordia. Concluyó el folleto que contiene las ocurrencias de su vida con estas palabras: "El Señor estuvo contigo, a donde quiera hayas estado."  [Dietrich Heinrich Stoeve, (1794). "The Life of Sir Charles Linnaeus, Knight of the Swedish Order of the Polar Star". E. Hobson. pp. 268-269.]

El Sistema de la Naturaleza

Sobre las convicciones de Linneo, Esteban O. Lavill (2012) comenta de forma precisa: 
"Como se muestra en sus escritos, él no sólo era un creyente ferviente, sino que también estaba feliz de dar testimonio de su condición. 
Pintura de Linneo. Emma Schenson (1864)
Todas las ediciones de Systema Naturae comienzan con los Salmos 104:24 (1), con los que le agradeció a Dios por la gloria de la Creación, pero a partir de la décima edición (1758), al Salmo ya mencionado, impreso al reverso de la portada, agregó una alabanza detrás de la dedicación (2), una al fin de las ediciones del índice (3), una al final de la introducción (4), otra al fin del capítulo sobre el Imperium Naturae (5), una más al final de la Introducción del Reino Animal (6) y una última en una página antes del apéndice (7). 
Por si fuera poco, en la introducción (Introitus), además de presentar alabanzas al Creador, él explícitamente especifica el sentido de la humanidad: El hombre está en la tierra para glorificar la Creación (8). El clímax se alcanza cuando incluye a Dios (Deum) (9) en la categoría más alta de su Imperio Natural, seguido, en orden descendiente, por el universo (Mundus), los cuerpos celestiales (Astra), la materia (Elementa), la Tierra (Tellus) la naturaleza (Naturalia), el hombre (Homo), la razón (Sapentia), el método (Methodus), los nombres (Nomina) y el conocimiento (Scientia)."
Las alabanzas extraídas del Sistema Natural se muestran a continuación:


(1) Cita bíblica, en la dedicación de Systema Naturae:
(1) en Systema Naturae (12° ed.).


"¡Oh Jehová!
¡Cuán numerosas son Tus obras!

¡Con cuánta sabiduría las has hecho todas! ¡Cuán llena está la tierra de tus favores!  [Salmos 104:24 ]

"Quam ampla sunt Tua Opera!
 Quam sapienter Ea fecisti!
 Quam plena est Terra possessione Tua!"


(2) Alabanza en latín, en la dedicación de Systema Naturae (1758):



"Nuestro Dios es Grande,

y Su poder es magnífico,

y su fuerza es inmensurable"


"Magnus est DEUS noster, 
& magna est potentia Ejus, 
& potentia Ejus non est numerus."




(3) Alabanza al final del índice en Systema Naturae (1758):

"Docuisti me Deus a juventute mea, & usque nunc pronunciabo Mirabilia Tua."
"Desde mi juventud me has enseñado Oh Dios, 

y ahora quisiera proclamar Tus Maravillas"

(4) Alabanza al final de la introducción en Systema Naturae, doceava edición:


"¡Oh Jehová!
¡Cuán maravillosas son tus obras!
Cuando el hombre respira sin conocerlas,
es engañado y no se cuenta de ellas."


"O JEHOVA!
Quam magnifica sunt Tua Opera! 

Vir inspires non cognoscit ea,
stultus non animadverit ea."



(5) Alabanza al final del Imperia Naturae:

"Narrabo mirabilia Tua Domine & virtutem Terribilium Tuorum dicant generationes."
"Anunciaré Tus maravillas Señor,
y las generaciones hablarán de Tu grandiosa fuerza"


(6) Alabanza en la Introducción del reino animal, en la clase anfibia:




"¡Tus obras son maravillosas Oh Señor!
En la multitud de Tus virtudes 
mides a los que te menosprecian."

"Terribilia sunt opera Tua, o Domine!
In multitude virtutis Tuae, 
Te metientur contemptores Tui."



(7) Alabanza al final de Systema Naturae (1758), p. 821, antes del apéndice:

"Pauca haec vidimus operum DEI, Multa abscondita sunt majora his."
(Syrac. XLIII:3)  


"De éstas obras de Dios hemos visto poco
Muchos misterios
son mayores que éstos."
(Sirácida 43:3)



(9) Texto original en latín de "Imperium Naturæ" (Imperio Natural):

"Imperio Natural"
extraído de Systema Naturae.
(Click para agrandar)
“Deum sempiternum, immensum, omniscium, omnipotentem expergefactus a tergo transeuntem vidi et obstupui! legi aliquot Ejus vestigia per creata rerum, in quibus omnibus, etiam in minimis, ut fere nullis, quæ Vis! quanta Sapientia! quam inextricabilis Perfectio! Observavi Animalia inniti vegetabilibus, Vegetabilia terrestribus, Terrestria telluri; Tellurem dein ordine inconcusso volvi circa solem, a quo vitam mutuatur; Solem demum circa axin gyrari cum reliquis Astris, systemaque Siderum, spatio & numero vix definiendum, mediante motu in vacuo nihilo suspensum teneri ab incomprehensibili Movente primo, Ente Entium (a), Caussa caussarum, Custode Rectoreque universi, mundani hujus operis Domino & Artifice. Vis illud Fatum vocare, non errabis, est ex quo suspensa sunt omnia. Vis illud Naturam vocare, non errabis, est ex quo nata sunt omnia. Vis illud Providentiam vocare, recte dices, est cujus consilio mundus actus suos explicat (b); totus est Sensus, totus Visus, totus Auditus, totus Animæ, totus Animi, totus Sui; hujus Extera indagare non capit humanæ conjectura mentis (c); Numen esse credi par est, æternum, immensum, neque genitum neque creatum (d). Hoc sine quo nihil est, quod totum hoc fundavit & condidit, quodque oculos nostros & implet & effugit, cogitatione tantum visendum est; in sanctiore enim secessu Majestas tanta delituit, nec ulli dat aditum nisi animo (e)." [Referencias: (a) Aristoteli. (b) Senec. quæst. II: 45.  hoc respectu, sed caute, ne effectus summatur pro caussa. (c) Exod. XX: 4. (d) Plin. Nat. II: 17. (e) Senec. VII: 31.]

Introducción de la 13° edición.
(Click para agrandar)

En esta sección, Linneo comienza escribiendo:
"El Dios infinito, omnisciente y todopoderoso me despertó ¡y me quedé sorprendido! 
¡He visto algunas pistas por medio de Sus cosas creadas, en todas de las cuales, incluso en las cosas más pequeñas, y las más mínimas, está su voluntad! ¡Cuánta sabiduría! ¡Que perfección tan inescrutable! 
Me pareció que los animales dependen de las plantas, y las plantas de los ecosistemas terrestres, y la tierra del planeta, que gira alrededor del sol, y entonces se estremece, aplazándose la vida."  
[Traducción parcial aproximada]

(8) & (9) En la Introducción de las últimas ediciones de "Systema Naturæ)Linneo declara que la Creación manifiesta la Gloria de Dios:
"El propósito de la Creación es la Gloria de Dios, como se aprecia en las obras de la naturaleza solo por el hombre."
[Finis Creationis telluris est gloria DEI ex Opere Naturae per Hominem solum."]

Lineo también escribió alabanzas a Dios en el prefacio de su obra Fauna Suecica (1746):

"...Yo meditaré en todas tus obras, Oh Señor. 
Desde mi juventud Tú me has enseñado, oh Dios,
y hasta el día de hoy, quisiera proclamar tus maravillas.
Tú me has dado, oh Señor, el arte,
y mi recompensa es alabanza a Tu nombre.
Anunciaré todas tus maravillas, Oh Señor, que las generaciones hablen de tu fuerza maravillosa. Terribles son tus obras, Oh Señor, en la multitud de tus ejércitos medirás a los enemigos en su presencia."

En latín: 
"Meditabor ergo in omnibus Operibus Tuis Domine. Docuisti me Deus a juventute mea, & usque nunc pronunciabo Mirabilia Tua. Dedisti  mihi Domine artem, mercedem mean, & in illa laudabo nomen Tuum. Narrabo omnia Mirabilia tua Domine & virtutem terribilium tuorum dicant generationes.Terribilia sunt opera tua Domine, in multitudine virtutis Tuae, Te metientur inimici Tui."

La diversidad biológica

Durante toda su trayectoria como naturalista, Linneo siempre expresó la convicción de que Dios fue quien creó la vida en la tierra, y de que Él creó "a todo ser viviente" en el principio de la Creación (Génesis 1:21).  

Aunque las propuestas naturalistas de Linneo llegaron a cambiar de acuerdo a momentos de su carrera, sus propios escritos, junto al testimonio de sus biógrafos inmediatos, demuestran a todas luces que Linneo siempre se mantuvo creacionista en todo sentido, reconociendo la infalibilidad del relato bíblico.

En su Nemesis Divina (1734), Linneo ya describía a los fenómenos de la cadena alimenticia como un ciclo cuyo orden permite percibir una organización que Dios había establecido en la Creación:
“Todo lo que el Creador Todopoderoso ha instituido en nuestro globo ocurre de una manera de acuerdo a un orden tan maravilloso, que ninguna cosa subsiste sin la ayuda de otra: El mismísimo Globo, con todas sus piedras, minerales y grava, es nutrido y sostenido a partir de elementos: plantas, árboles, hierbas, pastos y musgos crecen en el globo, y los animales eventualmente crecen alimentándose a partir de las plantas. Todos éstos son finalmente transformados  de nuevo en sustancias primarias, la Tierra nutre a la planta, la planta al gusano, el gusano al pájaro, y a menudo el pájaro al depredador. Finalmente, el depredador es consumido por el Ave de rapiña, el Ave de rapiña por el gusano, el gusano por la hierba, la hierba por la Tierra: Verdaderamente, el hombre, que trata de adecuar todo a sus necesidades, consume a menudo a la bestia, al pájaro o al pez del que se alimenta, por el gusano o la Tierra. Es de esta manera que todo circula.” [Carl Linnaeus, Nemesis Divina (Dordrecht: Kluwer Academic Publishers, 1996), ed. M. J. Petry; Citado en "Nemesis Divina: (Edited and Translated with Explanatory Notes by M.J. Petry)" & también en "Harvey Cushing/John Hay Whitney Medical Library," Yale University School of Medicine Building.]


Respecto a la idea de la diversificación biológica de los seres vivos, en "Critica Botanica" (1737), Linneo había defendido la hipótesis aristotélica y platónica de que era imposible el surgimiento de nuevas especies de animales o plantas, lo cuál se conocía como la doctrina de la "inmutabilidad de las especies" o "fijeza de las especies," que expresaba entonces de ésta manera: 
"Todas las especies estiman el origen de su existencia en primera instancia a la verdadera mano del Creador Todopoderoso: porque el Autor de la naturaleza, cuando Él creó las especies, impuso sobre sus creaciones una ley perpetua de reproducción y multiplicación dentro de los límites de sus propias especies. Él, verdaderamente, les dio la facultad de cambiar en su apariencia exterior, pero nunca la de pasar de una especie a otra."
A pesar de que ésta doctrina de la "inmutabilidad de las especies" no se encuentra en la Biblia, Linneo la promovió durante sus primeros años a tal grado de que en sus primeras ediciones de Systema Naturae, había incluído la frase latina "nullae species novae" (ninguna especie nueva). La influencia de su trabajo y otras de sus obras como Species Plantarum y Critica Botanica, desde entonces era tal, que hubo naturalistas e incluso algunos clérigos que adoptaron dicha postura gregoriana que difundió Linneo en un inicio. En palabras de Gouyon y Henry:
"[Linneo] había creído en la inmutabilidad de las especies, y su perspectiva sobre las especies había sido esencialista y cercana a la visión Platónica del mundo." [Pierre-Henri Gouyon, ‎Jean-Pierre Henry, ‎Jacques Arnould, "Gene Avatars" (2002), Springer, p. 14]
No obstante, en 1742, un estudiante de Linneo, M. Liöberg, le llevó al naturalista una planta inusual que Linneo bautizó como "Peloria," (palabra derivada del griego 'pelorios', que significa "prodigio"). Partes de la planta como sus hojas, su hábito botánico, sus raíces, y su fragancia, así como su color, eran todas similares a las de linaria común (Linaria vulgaris Miller), pero las flores tenían una forma diferente. La Linaria común tenía una sola espuela en la base de la corola, mientras que la Peloria tenía cinco. 
En una tesis de 1744, Linneo escribió al respecto:
"La Peloria Amoen. es una prole híbrida de la Linaria y de su misma calidad constante, con raíces que se multiplican sumamente; pero muy diversa en el carácter de su fructificación. Tiene la corola regular, hendida en cinco partes, con cinco cuernecitos, y cinco estambres; de suerte que constituiría un género propio y distintísimo, si su fruto no abortase siempre; una maravilla natural."  
[Caroli Linnæi, "Species plantarum." de la traducción parcial al español en "Parte práctica de botánica del caballero Cárlos Linneo," Vol. 4 (1786), imprenta real.]
El concepto Linneano sobre la diversidad biológica, como señala David Briggs (1997:7), tuvo varias modificaciones, pero siempre en línea con el relato bíblico. 

 En una de sus teorías biológicas titulada "Philosophia Botanica" (1751), Linneo enfatizaba la clara distinción entre "especies" (constituidas originalmente por el Creador en el principio de la Creación), y entre variedades. A diferencia de futuros autores, Linneo jamas usó el término "raza" para designar a las variaciones de especies. En su lugar, el naturalista usó el término "variedad" para referirse a los descendientes que, a partir de las especies creadas por Dios, mostraban cambios biológicos por medio de condiciones ambientales, o manipulación artificial en cultivos o jardines. En el mismo libro, Linneo había escrito que "la naturaleza no daba ningún salto," y que "todas las plantas muestran una afinidad con aquellas alrededor de ellas, de acuerdo con su locación geográfica." 

En otra de sus obras, "Genera Plantarum" (1754), Linneo describía que él creía "que todas las especies que vemos, tan diversas como son, fueron creadas tal cual y han existido inmutables desde el principio," un principio que fue planteado en latín: "Species tot numeramus, quot diversae formae in principio sunt creatae."

No obstante, como el sistema de clasificación botánica de Linneo se basaba en gran medida en la morfología floral, en 1751, el sueco presentó otra hipótesis en la obra "Plantae Hybridae" y en 1756, y en su ensayo "Disquisitio de Sexu Plantarum", donde argumentó que Dios pudo haber creado géneros específicos de vegetales, de los cuales habían descendido las siguientes especies por subsecuente hibridación. Su ensayo le llevó a ser ganador de un concurso en la Academia Imperial de las Ciencias de San Petersbugo, en 1760.

Sus principios creacionistas eran firmes, por lo que en ese mismo año reafirmó que todos los elementos biológicos en la naturaleza demostraban un propósito que Dios ha establecido:
"En su Economía de la Naturaleza (1749), Gobierno de la Naturaleza (1760), Linneo invoca el mismo principio en referencia a lo que deberíamos nombrar como asuntos ecológicos generales, mostrando que más allá de la competición y aparente confusión de la lucha por la supervivencia... el científico prudente puede vislumbrar las exigencias esenciales de una Creación bien ordenada: la fina estrategia de la Sabiduría Universal que mantiene "un exacto equilibrio, nada siendo redundante o inútil.["Nemesis Divina: (Edited and Translated with Explanatory Notes by M.J. Petry)", about Carl von Linné (2001), Springer, p. 7]
En la misma época, Linneo continuaba realizando numerosos experimentos sobre la hibridación vegetal que lo llevaron a abandonar de forma definitiva la hipótesis aristotélica y reconocer que especies como la Peloria habían descendido de una planta de Linaria común. De esta forma, expresó:
"No hay duda de que éstas son nuevas especies producidas por generación híbrida. Es así, por lo tanto, como aprendemos que un híbrido es la imagen exacta de su madre en su substancia medular o la parte interna, pero se asemeja a su padre en las hojas y otras partes externas. Éstas consideraciones, por lo tanto, plantean una nueva base para los estudiantes de la naturaleza, a los cuales contribuyen muchas cosas. Al parecer, es probable que muchas plantas que ahora surgen de diferentes especies del mismo género, hayan sido una sola planta en el principio, puesto que provinieron de una generación híbrida.
Muchos de aquellos Geranios que crecen en el Cabo de Buena Esperanza y que nunca han sido encontrados en otro lugar a excepción de las partes del Sur de África, se distinguen del resto por su cáliz unisépalo, pedúnculo multifloreado, corola irregular, dos estambres fértiles y tres mutilados y también por sus semillas desnudas de aristas suaves; así, todos éstos geranios presentan las mismas características, aunque algunos presentan variaciones en sus raíces, tallos, y hojas. Éstos geranios podrían hacer que los botánicos pensaran que las especies de un género vegetal sólo son un sin fin de plantas diferentes y que han tenido diferentes asociaciones de flores de una especie, y, consecuentemente, un género no es más que un determinado número de plantas que desciende de la misma madre, pero no del mismo padre, sino de padres diferentes. 
Pero, si todas estas especies fueron descendientes engendradas con el tiempo, o si, al principio de las cosas, el Creador limitó el número de las especies futurasno me atrevería a hacer una determinación. Sin embargo, estoy convencido de que este modo de multiplicación vegetal no interfiere con el sistema o esquema general de la naturaleza. Los insectos que provienen de una especie del mismo género están compuestos por otros del mismo género, lo cual ha sido observado por mí personalmente." [Linneo "Disquisitio de sexu plantarum" (1760). Rambsbottom (211-213) en "Historia de la Biologia Comparada," U.N.A.M., p. 247]
En 1762, Linneo sugirió la idea de que lo que Dios creó al principio fueron los géneros, ya que las especies habían descendido a partir de los géneros. Linneo planteó que si Dios permitía el surgimiento de nuevas variedades de una misma especie, tal vez también permitiría el surgimiento nuevas especies dentro de un mismo género.  

En este sentido, afirmó que lo más seguro es que Dios había creado a todo ser viviente según su orden y «género» taxonómico (Génesis 1:21, RVG), mientras que las especies y otros géneros de especies habían resultado como descendientes de aquellos géneros de animales y vegetales que Dios creó en un principio. A esta perspectiva se le refiere a veces como la idea de creación especial de Linneo.

Porque Linneo creía que cada especie vegetal podía haber resultado por fenómenos como la hibridación, la tesis atraería la atención de personajes como Erasmus Darwin y Charles Darwin, pero a diferencia de éstos, Linneo nunca afirmó que el proceso de generación de especies descendientes fuera ilimitado. Para Linneo, las plantas originales que Dios creó en el principio, fueron provistas con todo lo necesario para permitir la diversificación de nuevas especies como parte del plan de Dios. Y aunque, en algún momento, algunos especularían que tal vez el cambio de opinión del naturalista pudiera haber reflejado un abandono de sus convicciones religiosas, el hijo más joven de Linneo, Carl Linnaeus the Younger (1741-1783), expresó previniendo con claridad:

"Mi difunto padre nunca fue ateo; no, sino todo lo opuesto: nunca pudo soportar el escuchar a la gente hablando de esa manera. Su colección de Némesis seguramente da testimonio de su concepción de Dios, también lo hacen otras de sus obras, y sobre todo el prólogo del Sistema. Creía, sin duda, que las especies animales y vegetales y que los géneros eran frutos del tiempo: pero que los órdenes naturales eran originalmente las obras del Creador; si los órdenes no hubieran existido en primer lugar, los otros no podrían haber surgido." [Linneo El Joven, 10 de enero de 1778; citado en Knut Hagberg (1952), ''Carl Linnæus''. Cape. p. 200.]
Lo que es un hecho es que el concepto de evolución es totalmente ajena a Linneo, y su percepción sobre la diversificación natural se asemeja más bien a la percepción de los creacionistas modernos que aceptan la realidad de los microcambios biológicosAl igual que ellos, y al igual que Gregor Mendel, Linneo creía en una estabilidad de las especies, y él en particular insistió en describir que todas las cosas habían sido "puestas en la Tierra por Dios.

En 1766, Linneo publicó la doceava y última edición de "Systema Naturae," donde removió su antigua afirmación de que no podían surgir nuevas especies a partir de las existentes. Esta edición, sin embargo, fue la mismísima versión en la que agregó un número considerable de versículos bíblicos y reflexiones espiritales, 

Omnia ista ANIMANTIA in TE sperant,ut des illis Escam tmpore suo;
TE ipsis dante illam colligunt,aperiente manum Tuam satiatur bono;
TE recipiente Spiritum eorum pereunt, & in Pulsverem revertuntur;
TE emmittente Spiritum tuum creantur, & renovas faciem Terrae.
Gloria Domini erit in Secula, & laetatur Jehova operibus suis.
Canam Jehovae in diebus vitae meae, reflectam Sapientiae
Ejus radios, quamdiu superero
En una de las secciones, Linneo agregó otros dos pasajes bíblicos de los Salmos:
"¡Oh Jehová! Todos estos Animales esperan en Ti, para que les des su comida a tiempo. Les das, recogen; abres tu mano, se sacian bien. Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y se vuelven polvo. Envías tu espíritu, son creados; y renuevas la faz de la tierra.  
Sea la gloria al SEÑOR para siempre; Jehová se alegrará en Sus obras; A Jehová cantaré en los días de mi vida; Dulce será mi meditación en Él mientras viva." David (Salmos 104:27-34)

"De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan. Porque Él la fundó sobre los Mares, y la afirmó sobre los Ríos. Se elevaron los montes y se hundieron los valles en donde Tú los estableciste." David (Salmos 24:1-2; 104-8)
Y en otras secciones del libro dejó entrever una profunda fe expresa en apartados donde habló sobre "el fin teológico de la creación":

Theologice: Te ultimum finem creationis; In TellurJs globum, Omnipotentis magifterlum, introduftum; ratlone faplente, fecundum fenfus concludente , mundi contemplatorem ; ut ex opere agnoiceres Creatorem omnipoteniem , omnifcium , immenfum & fempiternutn DEum, cujus fub imperio quod moraliter vivas, a juftiflima ejus Nemefi convlncaris. (cetera revelata a Theologis explicanda.) Duo namque sunt quoe in cognitionem Dei ducunt, Creatio & Scriptura. (Augustinus.) DEUS itaque Natura cognoscendus, dein Doctrina recognoscendus. (Tertullian ). Homo solus DEum contemplatur, Naturae et Revelationis eundem Auctorem Quem Te Deus esse jussit, et humana qua parte locatus es in re, disce, Pers. III. 71 Momento Creatoris Tui!
"Teológicamente: el fin último de la creación; 
En el globo terráqueo, el hombre fue puesto en el mundo como la obra maestra de las obras de la Omnipotencia; contemplando el mundo en virtud de sabia razón, formando conclusiones por medio de sus sentidos; es en Sus obras que el hombre reconoce al Creador Todopoderoso, a aquél que todo lo sabe, al Dios eterno e inmensurable, aprendiendo a vivir moralmente bajo Su gobierno, convencido de la justicia completa de Su Némesis. 
(el resto de lo revelado es explicado por los teólogos) 
"Porque dos cosas conducen al conocimiento de Dios: la Creación y la Escritura." (San Agustín) 
"Por lo tanto Dios es conocido en la naturaleza, después de la doctrina." (Tertuliano) 
El hombre sólo contempla a Dios por medio de la Naturaleza y de la Revelación que hace el mismísimo Autor, que es Dios. 
"Aprende  a ser la persona que Dios quiere que seas, y descubre a qué asuntos has sido destinado." Pers. III. 71. 
En este momento, ¡a Tu Creador!
Al igual que Descartes, Linneo concibió a la razón como una bendición y regalo que los seres humanos hemos recibido exclusivamente de Dios:


HOMO sapiens, creatorum operum perfectissimum, ultimum & summum, in Telluris cortice, Majestatis Divinae stupendis indiciis obtecto, constitutus, secundum sensus judicans artificium, admirans pulchritudinem, veneraturus Auttorem. Retrogrediendo per generationes multiplicatas videt Creatorem; Progrediendo per conservationem multiplicandam videt Naturam; ad utrumque invitant Pulchritudo, Mechanismus, Nexus, Fines, Commoda. Hic omnipotentia Divina nobilitat Terras in Vegetabilia; Vegetabilia in Animalia; haec demum in Hominem, qui sapientiae radios reflectet versus majestatem radiantem duplicata luce.Sic totus Mundus gloria divina plenus est (m), dum omnia creata opera Deum glorificant per hominem (n), qui ex inerti humo, Dei manu vivificata contemplatur auctoris sui Majestatem ex fine creationis, dignus hospes constitutus, Summi Entis praeco. Haec contemplatio Naturae evadit ¿prcefentia? voluptatis coelestis, vestibulum, cujus particeps Animus in luce obambulat & tanquam in terrestri coelo vitam degit (o); Nec pietas adversus DEUM, nec quanta huic gratia debeatur, fine explicatione Naturae intelligi potest; Homo enim ortus est ad contemplandum Deum, & Nature completatio est ad Dei admirationem proxima & apertissima via  (p). (l) Senec. VII. 27. (m) Esa. VI. 4. (n). David CXVIII. (o). Act Holm. (p). Cicero.

En español: 
"EL HOMBRE sabio ha sido creado como una obra perfecta, la última y la mejor de todas, con su piel formada de la tierra, dotado de asombrosos rastros de la Majestad Divina, conforme a un sentido de discernimiento y talento, admirando la belleza, teniendo veneración por el Autor. Volviendo a trabajar mediante múltiples generaciones que han visto al Creador: progresando por la conservación de lo que se ve en la Naturaleza, tanto en su agradable belleza, como en su mecanismo, sus mutuas relaciones, sus propósitos, sus utilidades. 
Es la omnipotencia de Dios lo que ennoblece a las Tierras con vida vegetal, plantas, y animales; estas cosas son finalmente dadas al hombre, cuyas marcas de sabiduría reflejan la majestuosidad radiante de esta luz duplicada.
Así que todo el mundo está lleno de la gloria de la divinidad (m) y al igual que en todas las cosas creadas, Dios sea glorificado por el hombre (n), que desde los suelos de la tierra, contempla la majestuosidad de la mano del Creador, vivificada en el propósito la Creación, digna de un conjunto de huéspedes que sean heraldo del Ser Supremo. Esta contemplación de la naturaleza se convierte en un viaje placentero, en el que la luz de la mente participa y merodea como en un paraíso terrenal (o)La devoción a DIOS, y la gratitud que le debemos por estas cosas tan grandes, no se pueden entender completamente sin la explicación de la naturaleza. Porque el hombre nació para la contemplación de Dios, y contemplar la naturaleza es la manera más franca e inmediata de admiración por Dios."
En otro fragmento, Linneo sinió la necesidad de hacer distinción entre la realidad objetiva y entre las interpretaciones subjetivas del ser humano. La verdad objetiva, como es ante Dios, es independiente de la forma en que la gente nombra o llama a las cosas:
SAPIENTIA, divinae particula aurae, summum est attributum Hominis Sapientis. Primus Sapientiae gradus est res ipsas nosse. Notitia consistit in vera idea objectorum, qua similia a dissimilibus distingvuntur notis propriis, a Creatore rebus inscriptis ; hanc notitiam ut cum aliis communicet, nomina propria non confundenda singulis diversis imponat; Nomina enim si pereunt, perit & rerum cognitio.
"LA SABIDURÍA  [raciocinio o discernimiento], que viene del aliento divino, es el principal atributo del Ser Humano [Hombre Sabio]. Un primer paso hacia la sabiduría es el conocimiento de las cosas mismas. Los datos consisten en tener una verdadera idea de lo que son las cosas, sus características distintivas, similares y diferentes que el Creador ha inscrito en el mundo. 


Éste conocimiento, con el fin de comunicarse a los demás, no debe confundirse con los propios nombres que cada quien imponga de manera diferente, porque si fuera así, al perderse los nombres, se perdería el conocimiento." [Caroli Linnæi, Systema Naturae Regnum animale. Editio decima, 1758, cura Societatis zoologicæ germanicæ iterum edita.]
Aún en sus últimos años, Linneo permaneció activo, tanto como naturalista, como cristiano. En el año de 1773, participó en proyecto propuesto por el Rey de Suecia, que giraba en torno al interés de la ciencia con la religión. En su país se formó un comité de 6 obispos, 6 teólogos, y 8 literatos o autores que realizarían una mejor traducción de la Biblia en el idioma sueco. Linneo fue miembro de éste comité y ayudó a determinar con certeza y precisión los términos naturales, la descripción de las plantas y otros seres vegetales descritos en las Sagradas Escrituras. [Dietrich Heinrich Stoeve, (1794). "The Life of Sir Charles Linnaeus, Knight of the Swedish Order of the Polar Star". E. Hobson. pp. 233-234.]

Un año después, Linneo expresó por última vez su percepción sobre la diversidad biológica, escribiendo:
"Supongamos que el Ser Divino en el principio progresó desde lo más simple a lo complejo, desde pocos a muchos, de manera similar, que Él, en el comienzo del reino vegetal, creó tantas plantas como órdenes naturales hay. De estos órdenes vegetales, Él Mismo, causó su reproducción, mezclándolos entre sí hasta que de éstos, se originaron aquellas plantas que existen en la actualidad dentro de los géneros. En la naturaleza luego se mezclaron estos géneros de plantas entre sí mismos, a través de generaciones de origen doble (híbridos), y los multiplicó en especies existentes: tantas como fueran posibles (por lo cuál, no se han modificado las estructuras de la flor) excluyendo del número de especies a los híbridos casi estériles, que se producen del mismo modo de origen." ["Systema Vegetabilium" (1774)]
Por último, el sueco también dejó el legado de sus convicciones sobre el Diluvio Universal en una tesis titulada "On the Increase of the habitable Earth" (Sobre el Incremento de la habitabilidad de la Tierra), que por primera vez expuesto a manera de discurso en 1744, y que fue republicada póstumamente en 1781, en un libro sobre diversas tesis propuestas en la Universidad de Uppsala, titulado: "Select Dissertations from the Amoenitates Academic". Linneo comenzó expresando:
"La Escritura y la razón, conjuntamente, nos aseguran que esta sorprendente maquinación, el Universo, fue producido y creado por un Arquitecto infinito. Porque no hay nada sin causa, no puede el hombre, dotado de razón, profesar una serie de infinitas causas secundarias; tenemos que terminar, por tanto, en algún límite en esa progresión, en una causa primera, infinita, y absolutamente perfecta.  
Reflexionemos sobre nuestras propias naturalezas, considerémos a los animales y a los insectos, contemplemos un solo vegetal; en cada lugar, descubrimos la más admirable sabiduría, inimitable por cualquier ser humano o arte finita: ¿Qué genio, qué arte, puede imitar una de esas fibras cuya complejidad variada e infinita forma el cuerpo humano? En el más diminuto filamento, vemos el dedo de Dios, y el sello del gran Artífice de la Naturaleza Universal. 
Si dirigimos nuestra atención a las propiedades de los elementos, la mente se pierde en su propio asombro: Si examinamos las estrellas alejadas de nosotros por esos espacios tan inmensos (ya sea por un esfuerzo inasistido, o por medio de esos instrumentos que el arte ha mejorado), consideramos sus leyes, sus magnitudes, sus rumbos en las profundidades de un infinito espacio; prescritos en horas, minutos, y segundos, nuestra mente debe llenarse con la idea de un poder y sabiduría infinita, y su Arquitecto infinito. La vida del hombre no sería suficiente para recapitular ni de la forma más breve todas las distintas maravillas de Su producción mucho más a fondo y considerarlas completamente." [On the Increase of the Habitable Earth, por Linnaeus. Amaen. Acad; en "Select Dissertations from the Amoenitates Academicae", pp. 73-75]

Al igual que Herman Boerhaave (el padre de la fisiología), Linneo expresó un pensamiento similar sobre la creación de los primeros seres vivos:
"Bajo la protección de este ser lleno de gracia, he determinado abordar en esta ocasión las razones que me han inducido a creer “que en el principio del mundo, se creó solamente un par sexual de cada especie de ser viviente.” Para dar pruebas de esta proposición, solicito a los que me escuchan que presten un oído favorable y una atención dispuesta. 
Nuestra santa fe nos instruye a creer que la Divinidad creó un sólo par del género humano, un solo individuo Masculino, y el otro Femenino: Los escritos sagrados de Moisés nos informan que ellos fueron puestos en el Jardín del Edén, y que allí Adán dio nombres a todas las especies de animales cuando Dios hizo que éstas se le presentaran ante él. 
Al hablar de un par sexual, me refiero a un macho, y una hembra de cada especie en la que los individuos difieren en sexo, pero hay ciertas especies de animales que son hemafroditas naturales y de estas pienso que sólo un par individual fue formado originalmente en cada género. 
La experiencia enseña que en los matrimonios individuales y exclusivos, tanto en los hombres como en los animales, la descendencia producida supera el número de los padres.--- Estos, a medida que crecen, se vuelven a multiplicar; por lo tanto, en la línea descendente, en cada nivel que nos detenemos a considerar, encontramos que los números siempre son mayores que en la generación que le precede de inmediato, y que los números de cada especie ahora superan lo que antes eran. 
Si rastreamos a esta serie de regreso en orden inverso, y consideramos las series ascendentes, encontraremos que el número de individuos es cada vez menor y menor a cada nivel, de modo que muchos deben su origen a unos pocos, éstos todavía menos, y así sucesivamente hasta que la progresión decreciente termina en un par individual; y en el primer eslabón de esta cadena de causas secundarias debe referirse a un acto de creación en la Deidad. . .  
He rastreado hacia atrás los ordenes de animales y vegetales, y he encontrado que culminan en individuos creados por la mano de Dios. Si sumamos al porcentaje que subsiste entre los animales carnívoros, y los que herbívoros, entre aves, peces e insectos, y entre el reino animal y vegetal; si además reforzamos estas inducciones por la analogía de nuestra conclusión sobre la historia del Diluvio, creo que nadie será capaz de decir que he afirmado sin fundamentos, de que un individuo de cada especie de plantas, y un par sexual de cada especie de animales, fue creado en el principio: Así, el Jardín del Paraíso se vuelve la perspicacia más bella que se haya podido concebir, y la gloria infinita del Creador exaltada, no decaída. Dejemos que aquellos de esta Asamblea a quienes el Padre de la Naturaleza ha dado un genio más dispuesto, que poseen una erudición más cultivada, y que son más finos en el descubrimiento de aquello a lo que se que las reglas de demostración genuina nos lleven, que aquellos con una precisión mayor lleven estas indagaciones a su fin último. – Dixi.[On the Increase of the Habitable Earth, by Linnaeus. Amaen. Acad. v. 2.; en "Select Dissertations from the Amoenitates Academicae", pp. 75; 114]
En la misma obra sobre sus disertaciones, se incluye una segunda tesis de Linneo titulada "On Insects" (Sobre los Insectos), en donde el naturalista escribió:
El matemático considera las Estrellas, el Filósofo Físico, los elementos, y encuentra que el Cielo y la Tierra está llena de la gloria del Ser Divino: Volvamos nuestros ojos a los objetos con los cuales vivimos rodeados, y examinemoslos como litólogos, botánicos, o zoologos; en todas partes, en ellos encontramos plenamente la sabiduría consumada de la mano Divina que los formó. . .   

Aún en ese bajo rango despreciado de los seres vivos, me refiero a los insectos, descubrimos el mecanismo más perfecto de la naturaleza. Tan pequeños como son, y sin el don de la palabra, proclaman la sabiduría del Creador con tanta claridad como en Sus otras obras. Pese a esto, los hombres con su sed de bisutería, los han considerado tan por debajo de su atención, que entre todas las Ciencias, la de la Naturaleza de los insectos ha sido la menos cultivada. . .   
Los tesoros y milagros naturales se encuentran dispersos con abundancia en cada parte de nosotros. El conocimiento de éstos, constituye la verdadera sabiduría, y lleva a casa nuestros pensamientos a nuestro Creador, a nosotros, y a las necesidades de nuestra naturaleza." [On Insects, Amaen. Acad. v. 2.; en "Select Dissertations from the Amoenitates Academicae", pp. 313-341]
En otro escrito, Linneo expresó que antes su sistema taxonómico, las personas usaban vocablos genéricos para referirse a clases taxonómicas, y que aún en la vida cotidiana, las personas no necesariamente tendrían que usar los términos taxonómicos de forma legalista. Comentando un pasaje del Evangelio (Lucas 12:27), y palabras de Jesucristo, Linneo refirió así lo que pasa con términos como el 'Lilium'' (Lirio):
"Bajo este nombre los antiguos comprendían la mayor parte de una clase, y hasta el día de hoy, la gente común cuando ve una planta bulbosa desconocida para ellos, y la denominan como una especie de Lily.  
Por eso nuestro Salvador dijo: "Considerad los lirios", es decir, las flores, que son la más bellas y magníficas de todas, cuyo esplendor ni la mayor gloria de Salomón hubiera sido capaz de rivalizar." 
[Linneo, trad por Sir Arthur Hort; ed. por  Mary Letitia Green (1938). The "Critica botanica" of Linnæus. Volume 59. Issue 124 of Ray Society. Volume 139 of Ray Society publications. The Ray society. p. 112]



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