Sin embargo, puede que Luis Pasteur sea especialmente famoso por haber inventado la técnica "parcial de esterilización" (que fue llamada "pasteurización" en honor a su memoria). Asimismo, por haber inventado las vacunas contra el ántrax, el cólera de las gallinas y la rabia.
Además estudió la fermentación alcohólica, butírica y láctica, demostrando que es causada por el crecimiento de microorganismos; investigó la reproducción emergente de bacterias pre-existentes, señalando que es debido a la biogénesis, y finalmente postuló el llamado "efecto Pasteur" que demuestra que las levaduras se reproducen en ausencia de oxígeno.
En el mismo año en que Darwin publicó la teoría sobre "El origen de las especies" (1859), Pasteur comenzó sus estudios sobre biogénesis, a pesar de que acababa de morir su hija Jeanne Pasteur. La Academia Francesa de las Ciencias acababa de haber anunciado una competición para científicos en la que se buscaba resolver dudas sobre el asunta. La interrogante que plantearon fue: "¿Pueden las criaturas vivientes emerger de la materia inanimada?" Pasteur aprovechó el llamado de la competición para realizar estudios experimentales con los cuales responder a la pregunta.
La mayoría de los científicos decían que sí era posible. Pero Pasteur no estaba seguro de lo que decía el concenso. Él sabía que las bacterias podían crecer en un caldo de carne si éste se dejaba destapado y quería demostrar si éstas morirían definitivamente si se hervían a una alta temperatura. Al emprender su experimentación y después de hervir el caldo para matar los microorganismos, virtió el líquido en dos matraces y los dejó allí durante años, observando que en ninguno crecía ninguna bacteria. Luego destapó uno de los matraces y entonces vio que en el matraz destapado se empezaba a descomponer el caldo rápidamente, mientras que el matraz tapado permanecía como al principio de la prueba: sin crecimiento de bacterias.
Entre 1861 y 1864, el científico anunció los resultados de sus experimentos, manifestando, en una de éstas ocasiones, el contexto histórico de sus hallazgos y mencionando al comienzo de su conferencia, los debates y las controversias que estaban en voga en el país y en el continente en aquellos días:
"Caballeros, actualmente se están manejando grandes problemas que mantienen a todo hombre pensativo en suspenso; la unidad o la multiplicidad de las razas humanas, la creación del hombre hace 1.000 años o hace 1.000 siglos, la immutabilidad de las especies, o la transformación lenta y progresiva de una especie en otra; la eternidad de la materia, la idea de un Dios, innecesaria; tales son algunas de las cuestiones que la humanidad discute hoy en día.
No teman que haya venido aquí con la pretensión de resolver cualesquiera de estas cuestiones serias, pero al lado de ellas, en la proximidad de estos misterios, no es una cuestión de menor importancia la que está directamente o indirectamente relacionada con ellos, y, así, me atrevo, a continuación, a hablarles de la que es accesible a la experimentación; y desde este punto de vista he realizado estudios que considero serios y concienzudos.
Se trata de la cuestión de la llamada generación espontánea. ¿Puede la materia organizarse a sí misma? En otras palabras, ¿pueden los seres humanos venir al mundo sin tener padres, sin tener antepasados? Esa es la pregunta que hay que resolver." [Pasteur, el 7 de abril de 1864. Soirées scientifiques de la Sorbonne; en "Oeuvres de Pasteur," Volume 2, (1922), Vallery-Radot, René; Pasteur, Louis. Paris: Masson, pp. 328-329, y The Life Of Pasteur, p. 140]
Enseguida, Pasteur se adentró al tema de la generación espontánea, la idea de que la vida puede formarse por sí misma a partir de la materia. El francés mencionó las teorías que afirmaban el fenómeno y denunció los pseudoexperimentos y afirmaciones falsas y manipualdas que se usaban para "probar" dichas teorías.
La idea de la generación espontánea había empezado a decaer científicamente gracias a la obra de creyentes intelectuales como Francesco Redi, John Ray y William Harvey. Sin embargo, en los siglos XVI y XVIII especulaciones materialistas que habían vuelto a resurgir y a popularizarse en manos de personajes como el ateo Baron d'Holbach y el evolucionista Georges-Louis Leclerc, Conde de Buffon, entre otros.
Pasteur relató esto y desafió:
"...A finales del siglo XVI, un gran descubrimiento, el del microscopio, vino a revelar al hombre un nuevo mundo, el mundo de lo infinitamente pequeño. Apenas se había superado lo relacionado con los seres más grandes, la doctrina de la generación espontánea reapareció, diciendo audazmente:
«Éste es mi dominio. Así es, me equivoqué, mis condiciones actuales no son adecuadas para referirse a aquellos seres que son más grandes, pero siguen siendo aplicables a los seres microscópicos: por ello es que existe la generación espontánea» . . .
Lo que hoy yo vengo a comprobar es en relación a los organismos microscópicos, porque, dicho esto, es allí donde la generación espontánea queda relegada hoy en día, en lo cual, en efecto, es más difícil llevar la luz de la experiencia. Pero tengan confianza, abordaré el tema en un momento, y no se irán de aquí sin estar convencidos de que la generación espontánea de seres microscópicos es un quimera, al igual que la generación espontánea de gusanos y hongos de Buffon, y al igual que la generación espontánea de escorpiones y ratones de Van Helmont." [Pasteur, el 7 de abril de 1864. Soirées scientifiques de la Sorbonne; en "Oeuvres de Pasteur," Volume 2, (1922), Vallery-Radot, René; Pasteur, Louis. Paris: Masson, pp. 330-331; 334]
Luego de ésto, Pasteur empezó a explicar sus propios experimentos y principios teóricos de una forma más detallada, en una linea de investigación imparcial:
"...¿Entienden ahora la relación entre el tema de la generación espontánea y de los mayores problemas que enumeré al principio? Pero, caballeros, en un tema como tal, en vez de poesía, soluciones instintivas y elegantes, ya es hora de que la ciencia, el verdadero método, reanude sus funciones y sus actividades. Aquí no se lleva religión, ni filosofía, ni ateísmo, ni materialismo, ni espiritualidad. Incluso podría añadir: como académico, me tiene sin cuidado.
Es un hecho, me acerqué al tema sin una idea preconcebida, dispuesto a declarar, en caso de que el experimento impusiese en mí tal confesión, que existía una generación espontánea, de la cual ahora estoy convencido que los que la afirman, tienen una venda en los ojos." [Pasteur, el 7 de abril de 1864. Soirées scientifiques de la Sorbonne; en "Oeuvres de Pasteur," Volume 2, (1922), Vallery-Radot, René; Pasteur, Louis. Paris: Masson, pp. 330-331; 334]
Enseguida proclamó una refutación definitiva a la generación espontánea:
"...Por lo tanto, caballeros, yo también podría decir, al apuntar a ese líquido, que, de la inmensidad de la creación, tomé mi gota de agua y la llené de un caldo fecundo (esto es, en el lenguaje de la ciencia, lleno de todos los elementos apropiados para el desarrollo de seres microscópicos). Y la espero, la observo, la cuestiono, pidiendo amablemente que recomience para mí la creación original: ¡lo cuál sería un bello espectáculo! ¡pero no dice nada! La gota guarda silencio desde que empezaron éstos experimentos hace ya varios años. ¡Ah! y es que la he guardado hasta éste momento de la única cosa que al hombre no le fue dado producir: la guardé de los gérmenes que flotan en el aire, la guardé de la vida, porque la vida está en un gérmen [o semilla], y en un germen [o semilla] está la vida.
La doctrina de la generación espontánea nunca jamás podrá volverse a recuperar del golpe mortal de este único experimento... No, ahora ya no hay ninguna circunstancia conocida en la que se pueda afirmar que los seres microscópicos vinieron al mundo sin simientes, sin padres semejantes a ellos mismos. Aquellos que lo afirmen han sido engañados por ilusiones, por experimentos deficientemente realizados, estropeados por errores que no percibieron o que no supieron cómo evitar." ["Oeuvres de Pasteur," Volume 2, (1922), Vallery-Radot, René; Pasteur, Louis. Paris: Masson, pp. 330-331; también en Histoire du développement de la biologie, Volume 3, citado por Hendrik Cornelius Dirk de Wit (1994), PPUR presses polytechniques, p. 393]
Con sus simples, pero elegantes experimentos de laboratorio, Pasteur terminó por destruír la idea de que la vida puede surgir espontáneamente a partir de la materia inerte. Demostrando que la materia abiótica no puede convertirse a sí misma en un ser vivo, enunció la "Ley de Biogénesis," principio científico que es base de todos los estudios serios de biología y bioquímica, y que estipula que, en el mundo, "todo ser vivo proviene de otro ser vivo pre-existente."
La ciencia, para Pasteur, no se quedaba en especulaciones o enunciaciones teóricas, sino en vívidas realidades prácticas. Por ello llegó a declarar:
"No existe una categoría de la ciencia a la que se le pueda dar el nombre de "ciencias aplicadas." Hay ciencias, y las aplicaciones a la ciencia están unidas entre sí como fruto del árbol que las sostiene." [Revue Scientifique (1871)]
En otras palabras, Pasteur, al igual que el científico cristiano Francis Bacon, no aceptaba las teorías especulativas que no estaban basadas en estudios prácticos y experimentales.
Como ya se mencionó, Pasteur no tenía ningún título universitario, y él era, en sí, un químico principalmente activo en la veterinaria, cosa que se le llegó a criticar en el círculo materialista, a tal grado de referirse a él como un "fanático ignorante por las autoridades de Paris" (Ayanki, 1995:120). Pronto, el bioquímico encontró una gran oposición y diversos personajes comenzaron a difamarlo o a desechar su trabajo, incluyendo científicos, médicos, veterinarios y hasta políticos. Incluso hoy en día, su trabajo sigue siendo tergiversado o menospreciado por materialistas modernos que prefieren seguir a Oparin.
No obstante, la crítica que recibió, no detuvo a Pasteur, y él mismo animó a los colegas que tenía en la Académie de Médecine a que incluyeran el conocimiento patogénico de microorganismos, como un asunto de exigencia en el enfoque de la medicina y la cirugía moderna. Poco a poco, se fueron descartando las afirmaciones de las otras teorías, y la Ley de Biogénesis comenzó en verdad a revolucionar la medicina en cuanto a la práctica. El conocimiento comenzó a aplicarse a muchas áreas, constituyendo el motivo para realizar la esterilización médica en los hospitales y la asepsia en los procedimientos quirúrgicos. Asimismo, se dio inicio a la llamada "época de oro de la microbiología," y se dio el comienzo del progreso en la etiología.
Pero el mayor descubrimiento de Pasteur no sólo representó un gran progreso para la ciencia, sino también un sólido argumento para la apologética, en contra de las teorías que suponen que la vida surgió de la "no-vida", o la "materia muerta" o de la "materia inerte" o de simples "gases" abióticos. En este sentido, la teoría de Pasteur, refuta de manera científica y definitiva todas las teorías materialistas que suponen que el origen de la vida fue por generación abiótica o espontánea. Teorías como la "abiogénesis," la versión materialista del "big bang" y la mismísima teoría neo-darwinista; a pesar de ser las "mas aceptadas" por los evolucionistas y los escépticos modernos, se desvanecen y se vienen abajo con la Ley de Biogénesis de Pasteur.
El materialismo como explicación del origen de la vida fue ampliamente difundido en la época por Haeckel y Thomas Huxtley, pero para Pasteur, tales ideas eran totalmente pseudocientíficas y especulativas, tal como escribiría en 1878, dirigiéndose a sus proponentes:
"He estado buscando por la generación espontánea durante veinte años sin descubrirla. No, no la juzgo imposible. Pero ¿con qué derecho la hacen el origen de la vida? Ustedes ponen a la materia antes que a la vida y dicen que la materia ha existido por toda la eternidad. ¿Cómo saben que el progreso incesante de la ciencia no nos obligará a los científicos a afirmar que la Vida ha existido durante toda la eternidad, y no la materia? Ustedes pasan de la materia a la vida, porque su inteligencia actual, tan limitada en comparación con lo que será la futura inteligencia del naturalista, no puede concebir las cosas de otra manera. ¿Cómo saben que en diez mil años.. uno no va a considerar que es más probable que la materia haya surgido de la vida?" [''Pasteur et la philosophie" (2004), 'Patrice Pinet, Editions L'Harmattan, p. 63.]
La pregunta en cuestión resaltaba claramente: ¿qué es lo que hay (o había) en el principio? ¿materia o vida?
Pasteur, con su espíritu científico, emprendió todo un estudio para examinar la probabilidad o improbabilidad de ambas proposiciones, pero, en virtud de sus resultados, terminó afirmando que lo más inteligente es deducir que primero ES la vida (porque así lo demuestra la ciencia). Ésto fue razón suficiente para que Pasteur, en la misma carta, reprendiera a los incrédulos que parten de un supuesto (a priori) de que primero era la materia:
"Si quieren estar entre las mentes científicas, lo que solo cuenta, es que tendrán que deshacerse de ideas y razonamientos a priori; tendrán que hacer las deducciones necesarias para no dar más confianza que la que se debe a deducciones que parten de meras especulaciones." [''Pasteur et la philosophie" (2004), 'Patrice Pinet, Editions L'Harmattan, p. 63.]
Años más tarde, en una conversación con uno de sus conocidos, Pasteur volvía a rebatir la generación espontánea científicamente:
"Usted dice que en el presente estado de la ciencia es más prudente no tener ninguna opinión, Pues bien, yo tengo una opinión, no es una sentimental, sino una racional, habiendo adquirido el derecho sobre ella por medio de veinte años de asiduo trabajo, y sería prudente en cada mente imparcial compartirla.
Mi opinión — o mejor dicho, mi convicción,— es que, en el actual estado de la ciencia, como usted dice con razón, la generación espontánea es una quimera, y sería imposible que usted me contradiga, porque todas mis experimentos permanecen y todos prueban que la generación espontánea es una quimera.
¿Cuál es entonces su juicio sobre mis experimentos? ¿Acaso no he colocado cientos de veces la materia orgánica en contacto con el aire puro, con las mejores condiciones para que pueda producir vida de manera espontánea? ¿Acaso no he experimentado con aquellas materias orgánicas que resultan más favorables, según todos los relatos, para la formación de la espontaneidad, tales como la sangre, la orina, y el jugo de uva?
¿Cómo es que no ve la diferencia esencial entre mis oponentes y yo? No sólo he contradicho, con la prueba en mano, cada una de sus afirmaciones, mientras que ellos nunca se han atrevido a contradecir seriamente ni una de los mías, sino que, para ellos, todas las causas de error son benéficas para sus opiniones.
Para mí, al afirmar, como lo hago, que no existen las fermentaciones espontáneas, me veo obligado a descartar todas las causas de error, toda influencia perturbadora; puedo mantener mis resultados sólo por medio de los experimentos más irreprochables. Las opiniones de ellos, por el contrario, se benefician por cada experimento insuficiente y allí es donde ellos encuentran su argumento." [Œuvres de Pasteur, Volume 7 (1939), Masson et cie, p. 539]
[Original:: «Mon opinion, mieux encore, ma conviction, c'est que, dans l'état actuel de la science, comme vous dites avec raison, la génération spontanée est une chimère, et il vous serait impossible de me contredire, car mes expériences sont toutes debout, et toutes prouvent que la génération spontanée est une chimère»)
Y entre las especulaciones que fueron rechazadas por Pasteur, se encontraba, por su puesto, la mismísima teoría que propugnaba la idea de una "transformación lenta y progresiva de una especie en otra", como lo informa John Tiner en su obra "Explorando la Historia de la Medicina" (1999):
"Pasteur rechazó la teoría de la evolución por razones científicas. Fue el primer científico europeo en hacerlo. También la rechazó por motivos religiosos..." [John Hudson Tiner (1999), Exploring the History of Medicine, Master Books, p. 81]
Su fe en Dios
Al igual que Lord Kelvin, el francés fue "forzado por la ciencia" a la creencia en Dios. Esta fue una creencia que no ocultaría y que mantendría con cada vez más firmeza durante la segunda mitad de su vida, a pesar de que tuvo que pasar por pruebas y muy momentos difíciles, tales como la enfermedad, la muerte de 3 de sus hijos, o el fallecimiento de su padre y de su madre.
Louis culminó buscando su ayuda y su fortaleza espiritual en Dios y llegó a demostrar su convicción en la realidad divina, tanto en contextos científicos, como personales. Uno de sus hijos, se llamaría Jean-Baptiste Pasteur, o en español: "Juan Bautista Pasteur" (como el profeta bíblico seguidor de Jesús.)
Asimismo, rechazó el cientifismo y el positivismo emergente de Augusto Comte en la época. Para él, la adopción de dichas ideologías era limitante y él prefería hacer caso de las "razones del corazón" de las que había hablado el filósofo-matemático Blaise Pascal, y hacer caso a la complejidad de la Creación, como también hiciera James Clerk Maxwell. Por lo tanto, Pásteur escribió:
"Del señor Comte solamente he leído algunos pasajes absurdos... Mi filosofía es del corazón y no del intelecto, y me entrego, por ejemplo, a esos sentimientos acerca de la eternidad, que vienen a uno naturalmente en el lecho de un querido niño en sus últimos momentos de aliento.
En esos momentos supremos, hay algo en lo profundo de nuestras almas que nos dice que el universo debe de ser más que una mera combinación de compuestos de fenómenos propios de un equilibrio mecánico sacado del caos de los elementos por una acción gradual de las fuerzas de la naturaleza." [The life of Pasteur (1902), p. 163; ; también citado en Vallery-Radot, p. 157]
Consciente, al igual que King, de la interrelación de la humanidad, el biólogo reconoció el mérito de otros personajes que habían aportado fundamentos esenciales en la historia de la ciencia:
"Yo, nosotros, debemos mucho a aquellos que vinieron antes que nosotros. Aunque un descubrimiento siempre supere a otro, y aunque la química y el conocimiento de la física acumulado desde tiempos de Lavoisier ha ido más allá de todos sus sueños, su trabajo, como el de Newton y algunos otros espíritus poco comunes, siempre seguirá siendo joven. Ciertos detalles envejecerán, como lo hacen las modas de otros tiempos, pero la fundación, el método, constituyen uno de los grandes aspectos de la mente humana" [The life of Pasteur (1902), p. 114]
Con la muerte de Émile Littre, en 1881, Pasteur fue elegido como Miembro de la Academia Francesa de la lengua, en donde dio un discurso en1882, dando crédito a la influencia de otros creyentes intelectuales:
"Para probar que, hasta este mismo día, nunca se ha demostrado que la vida sea producto de las fuerzas que gobiernan la materia, podría ser útil la doctrina espiritual que ha sido menospreciada en otros lugares, pero siempre ha servido para encontrar al menos un refugio glorioso entre ustedes.
Tal vez ustedes sepan que estoy agradecido de haber hecho, en relación a la pregunta que concierne el origen de lo infinitesimal, un rigor experimental que se ha cansado de ser contradicho.
Sin embargo, hablando del mérito, hemos heredado reglas severas del método por parte de grandes experimentadores: Galileo, Pascal, Newton, y sus seguidores durante dos siglos." [Discours de réception de Louis Pasteur, jueves 27 de abril, 1882]
En el mismo discurso, Pasteur se declaró, abiertamente, enemigo del positivismo y el materialismo; declaró una bienaventuranza sobre la creencia en la Divinidad, al igual que Francis Bacon, estimándola como algo preferible a la esterilidad del ateísmo:
"Aquel que proclama la existencia del infinito (y nadie puede evitarlo) acumula en esa afirmación más de lo sobrenatural que lo que se encuentra en todos los milagros de todas las religiones, porque la noción de lo infinito presenta ese doble carácter que se impone sobre nosotros, y, es, sin embargo, incomprensible. Cuando esta idea se apodera de nuestro entendimiento no podemos hacer nada sino solamente arrodillarnos...
Veo en todas partes la expresión inevitable del concepto de lo infinito en el mundo. A través de él, lo sobrenatural está en el fondo de cada corazón. La concepción de Dios constituye una clase de idea del infinito. A medida que el misterio del Infinito sopese en el pensamiento humano, se levantarán templos para la adoración del infinito; ya sea que Dios que sea llamado... Jehová, o Jesús, en la losa de esos templos, los hombres se verán arrodillados, postrados, abrumados por el pensamiento de lo infinito...
¿Son la ciencia y la pasión de comprender algo más que el efecto de la curiosidad del conocimiento que se fija en nuestras almas en el misterio del universo? ¿Dónde están las verdaderas fuentes de la dignidad humana, la libertad y la democracia moderna, sino en el concepto del Infinito ante el cual todos los hombres somos iguales?...
¡Bienaventurado aquél que lleva dentro de sí a un Dios, un ideal, y lo obedece: el ideal del arte, el ideal de ciencia, el ideal de las virtudes del Evangelio. Éstos son los manantiales de los grandes pensamientos. Todas éstas reflexiones reflejan la luz del infinito..."
[Discours de réception de Louis Pasteur, april 27, 1882. Traducido al inglés por Sir William Osler en su introducción a "La vida de Pasteur" (1907), por René Vallery-Radot en 1923, y en The Wordsworth Dictionary of Quotations (1998) por Connie Robertson, p. 320]
Al igual que Max Planck, Pasteur reconoció a Dios como la causa primera de todas las cosas:
"En la buena filosofía, la palabra «causa» debe ser reservada al singular impulso Divino que ha formado el universo." [Pasteur, citado en Geison, 1995, 141-142.]
Pasteur dio a conocer que, al igual que Bacon y Heisenberg, la verdadera ciencia acercado más cerca a Dios:
"Con la primera mirada que el hombre echó al mundo, descubrió la variedad, la diversidad, la multiplicidad de los fenómenos. Esta mirada se ilumina por la ciencia — la ciencia que acerca al hombre a Dios — y la simplicidad y el brillo de unidad en todas las cosas." ["La Vie de Pasteur," René Vallery-Radot (1911), p. 209.
"Cuanto más estudio la naturaleza, más me quedo sorprendido por la obra del Creador. La ciencia lleva a los hombres más cerca de Dios". (Pasteur, citado en Lamont 1995, también en Tiner 1990, 75]
"Algún día, la posteridad se reirá de la necedad de los filósofos materialistas modernos. Cuanto más estudio la naturaleza, más sorprendido estoy de la obra del Creador. Yo oro mientras estoy ocupado en mi trabajo en el laboratorio." [Pasteur, citado en "The Literary Digest" , 18 de octubre, de 1902]
Siguiendo la máxima del Evangelio de Cristo, Pasteur expresó su amor al prójimo, incluyendo el amor por sus enemigos y antagonistas:
"He buscado durante veinte años, y aún estoy buscando el fenómeno de la generación espontánea propiamente dicha. Si Dios me lo permite, voy a buscar por veinte años más la generación espontánea de enfermedades contagiosas. En estas investigaciones, mientras severamente descarto la contradicción frívola, solo siento aprecio y estima a aquellos que me dicen que debo estar equivocado." [The life of Pasteur (1902) Vol II.]
En su último discurso público, Pasteur volvió a hablar en contra del escepticismo, instando a la juventud científica a alejarse de la incredulidad:
"Ustedes, hombres jóvenes, médicos y científicos del futuro: no se dejen contaminar por un escepticismo estéril, ni se dejen desanimar por la tristeza de ciertas horas que se arrastran sobre las naciones. No se enfaden contra sus oponentes, porque nunca ninguna teoría científica ha sido aceptada sin oposición. Vivan en la paz serena de las bibliotecas y laboratorios. Díganse a sí mismos, en primer lugar: ¿qué he hecho para mi instrucción? y a medida que avancen poco a poco: ¿qué estoy logrando?, hasta que llegue el momento en que ustedes puedan tener la inmensa alegría de pensar que han contribuido de alguna manera a el bienestar y el progreso de la humanidad." (Vallery-Radot 1901, Vol. 2, pp. 297-298; también en el The Louisville & Nashville Employes' Magazine Vol. 20 (1944), p. 28; The Louisville & Nashville Employes' Magazine Vol. 20 (1944), p. 28]
El 19 de Octubre de 1868, Louis Pasteur tuvo un accidente cerebrovascular que le paralizó una parte del cuerpo, sin embargo, su deseo por ayudar con más descubrimientos no le impidió dejar de trabajar. En su autobiografía, Pasteur escribiría:
"Hay un momento en la vida de todo humano cuando mira a su Dios, cuando mira a su vida, cuando se pregunta cómo será recordado. Puede ocurrir con la edad o con la tragedia o la cercanía a la muerte.
Estoy acostado aquí a los 45 años, sin poder sentir mi lado izquierdo. Sin saber si este golpe que me ha ocurrido va a terminar con mi vida antes de que los misterios que he descubierto puedan ser resueltos. Le he pedido a Dios durante toda mi vida que yo pueda ser capaz de llevar una pequeña piedra al frágil y enfermo edificio de nuestro conocimiento, de esos profundos misterios de la vida y la muerte, donde todos nuestros intelectos tan de forma lamnetable han fracasado ...
Tengo que dormir ahora. El golpe causa estragos en mí, a los que no estoy acostumbrado. Cuando uno trabaja y no se imagina y sueña ninguna otra cosa más que la búsqueda de respuestas que Dios ha planteado, es difícil estar tan quieto...
¿Viviré para terminar este trabajo sobre los gusanos de seda? ¿Viviré para descubrir nuevos misterios y encontrar estas verdades que Dios ha creado? ¿He sido capaz de proporcionar una piedra a este edificio del conocimiento? Sólo puedo esperar." [Louis Pasteur: "Reflections of my Life", Vallery-Radot, 1900, p. 88; véase también Revue Scientifique, 1871]
Patrice Debré, en la obra biográfica "Louis Pasteur", narra que después de ello, :
"Pero Pasteur no murió, empezó a recuperarse, y con el fin de ayudarlo a sobrellevar la inmovilidad forzada de las primeras semanas, sus cercanos conocidos y amigos se turnaron para leerle. Uno eligió "Pensamientos" de Blaise Pascal; otro, el tratado de Bossuet "Del conocimiento de Dios y de uno mismo" (Debré, p. 210)
"Pasteur nunca se enojaba, y si algo no funcionaba como él quería, decía: "Oh Señor, Señor", y se paseaba como león enjaulado" (Debré, p. 140)
El científico reconoció que Dios tenía la vida en sus manos, y declaró:
"Sólo Dios conoce el final de las tribulaciones que nos envía". [Louis Pasteur", Patrice Debré, p. 245
El yerno de Pasteur, René Vallery-Radot, un testigo presencial de su vida, escribió la obra biográfica "La vida de Pasteur," la biografía más extensa que se haya escrito acerca del científico. Radot cuenta cómo aún en sus últimos días, Pasteur se acercó más a la fe cristiana buscando la ayuda de Dios:
"Pasteur, menos preocupado que Chappuis por las discusiones filosóficas, se acercó sin gran esfuerzo al dominio de las cosas espirituales. Fe absoluta en Dios y en la eternidad, y una convicción de que la fuerza que nos fue dada para bien en este mundo continuará más allá de esto, eran los sentimientos que permeaban su vida entera: las virtudes del Evangelio nunca habían estado tan presentes para él. Lleno de respeto a la forma de religión que había sido la de sus antepasados, él se allegó a ella con sencillez y naturalidad, en busca de ayuda espiritual en esas últimas semanas de su vida." [Vallery-Radot 1911, Vol. 2, p. 240). "La Vie de Pasteur", Garden City Publishing Co., New York.
En una carta dirigida a sus hermanas, Pasteur escribió:
"Si por si acaso llegaran a flaquear en el camino, una mano estará allí para apoyarles. Si ésta llegara a faltar, Dios, el único que podría tomar de su mano, realizaría la obra" [The life of Pasteur (1902), p. 19]
Y Pasteur murió en 1895, a la edad de 72 años, habiendo manifestado aquella admiración por las virtudes de la ciencia y del Evangelio, el cual declara que la vida infinita y la vida eterna, ha estado, está y estará en las manos del Dios que nos la dio; porque: