sábado, 20 de diciembre de 2014

John R. Mott: "Predicar Cristo a toda criatura"

John Raleigh Mott (1865–1955) fue un activista social, laico, evangelista, promotor de la paz y uno de los más prominentes líderes cristianos en la primera mitad del siglo XX; líder de la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos (WSCF) y especialmente destacado como Presidente de la Alianza Mundial de Asociaciones Cristianas de Jóvenes

Al frente de esta organización y otras estructuras de estudiantes protestantes, sus esfuerzos e iniciativas sociales le fueron reconocidas al otorgarle el Premio Nobel de la Paz en 1946 "por su largas y fructíferas labores en la unificación de pueblos de muchas naciones, de muchas razas y de muchas comuniones en un vínculo común de espiritualidad".

Por su pasión por predicar el Evangelio, desde joven fue un gran impulsor de la actividad misionera, escribió 16 libros de los cuales el más famoso fue "La Evangelización del Mundo en esta Generación", y ha llegado a ser considerado "el líder cristiano más recorrido y de más confianza universal en su tiempo" (Cracknell & White, 2005:243).


Y.M.C.A.

La Asociación Cristiana de Jóvenes (Y.M.C.A.) es un movimiento social cristiano, una de las mayores y más antiguas ONGs y una iniciativa internacional presente en los 5 continentes poblados, en 120 países. La YMCA promueve el desarrollo integral y la participación voluntaria de jóvenes cristianos de distintas denominaciones, procurando en base a los ideales fundamentales del cristianismo,  la construcción de comunidades y centros que estén plenamente en conformidad con los valores de justicia, equidad, amor, paz y hermandad. 


Desde su creación en 1844, se fijó el objetivo de poner en práctica los principios cristianos mediante el desarrollo saludable de "el cuerpo, la mente y el espíritu."[1]

Históricamente, y especialmente durante la Revolución Industrial y la Segunda Guerra Mundial, este movimiento destacaría por impulsar el apoyo a comunidades rurales, y dar alojamiento, comida, educación, cuidados médicos, desarrollo cultural a millones de personas, entre ellos, gente necesitada, refugiados, migrantes y desplazados, aunque también recibe al público en general en zonas urbanas y recibe a las personas independientemente de su cultura, raza, religión, o sexo. 

Entre los personajes que han sido participantes en la YMCA figuran Henry Dunant (creador de la Cruz Roja Internacional y de la YMCA en Geneva), y el Reverendo Martin Luther King Jr., quien participó en el Movimiento durante su estancia en Montgomery, Alabama.


Reseña biográfica de John R. Mott

Originario de Nueva York e hijo de un mercante, John Mott estudió en la Universidad Superior de Iowa, un pequeña escuela metodista donde destacó como estudiante de historia y literatura y sobresalió como debatiente y orador. Posteriormente ingresó a la Universidad Cornell en 1885. Mott pensaba dedicarse a las leyes y trabajar en el negocio de su padre, pero en medio de esto, en 1886, el famoso jugador de cricket John Kynaston Studd dio una conferencia en la que dijo:
«¿Estás buscando cosas grandiosas para ti mismo? No las búsques. Busca primero el Reino de Dios» [2]
Por su propio relato, estas simples palabras estimularon su cambio de dirección y su servicio de por vida a la tarea de servir a Cristo entre los estudiantes jóvenes. Ese año, se volvió el representante de la Y.M.C.A. en su universidad, impulsó el voluntariado y las membresías y asistió a la primera conferencia internacional interdenominacional de estudiantes cristianos. Mott se  graduó en ciencias políticas y filosofía, obteniendo su Título de grado en 1888. Ese año, comenzó una carrera de 27 años en las que sería secretario nacional del Intercolegiado de la YMCA en Estados Unidos y Canada.  También se casó en 1891 con Leila Ada White, con quien tendría cuatro hijos.

Influído por el pastor presbiteriano Arthur Tappan Pierson y su Movimiento de Voluntariado de Estudiantes en misiones evangelísticas en el extranjero, Mott se fue involucrando en la cuestión Misionera. Aunque era Metodista, él veía la necesidad de promover la cooperación y hermandad entre cristianos de distintas denominaciones y nacionalidades, por lo cual, en 1895 fundó la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos junto a su compatriota Luther D. Wishard, y cristianos de otros países: J.Rutter Williamsom de Inglaterra, Martin Eckhott de Noruega, y  Johannes Siemsen de Alemania. 

En un viaje de dos años, se encargó de organizar movimientos de estudiantes cristianos en la India, China, Japón, Australia, Nueva Zelanda, y en países de Europa del Este y el Norte de Europa. En 1910 viajó a Edimburgo, Escocia, para precedir la Conferencia Mundial de Misioneros. 

En 1912, la empresa White Star le ofreció a Mott y a uno de sus colegas dos pasajes gratis para viajar a bordo del Titanic, sin embargo, ambos se negaron y regresaron a América en otro barco más pequeño llamado SS Lapland. De acuerdo a una biografía, al enterarse de la noticia en Nueva York, los dos hombres se miraron entre sí y dijeron: 
"El Buen Señor debe tener para nosotros más cosas que hay que hacer."

World Christian Student Federeation 
(WSCF)
En 1912 y 1913 organizó conferencias regionales de misioneros en India, China, Japón y Corea. El Presidente Woodrow Wilson le ofreció ser embajador de Estados Unidos en China, pero Mott se negó, y de 1915 a 1928 trabajó como Secretario General del Comité Internacional de la Y.M.C.A. En 1916 fue asignado a la Comisión Mexicana, un año después dirigió una Misión diplomática en Rusia; de 1920 a 1928 trabajó como director de la Federación Mundial de Estudiantes Cristianos (WSCF) y de 1926 a 1937 fue el Presidente de la Alianza Mundial de la Y.M.C.A.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Mott organizó tareas de ayuda a prisioneros de Guerra y continuó sus labores en las organizaciones ya mencionadas. Organizó intercambios estudiantiles, grupos de estudio y campos juveniles internacioanles; fue un crítico de la opresión colonial y pionero en la lucha internacional contra la discriminación.

En 1946 recibió el Premio Nobel de la Paz, quizá la distinición más memorable, aunque también se le otorgaron reconocimientos en Checoslovaquia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Japón, Jerusalem, Polonia, Portugal, Siam, Suecia, y Estados Unidos; además de haber obtenido seis grados honorarios en las Universidades de Brown, Edimburgo, Princeton, Toronto, Yale y Upper Iowa, y un grado en la Iglesia Ortodoxa Rusa de París (NobelMedia AB, 2014).

Mott murió en Florida a la edad de 89 años. Actualmente sus escritos religiosos se encuentran en la Librería de la Escuela Teológica de la Universidad de Yale. 


Su fe cristiana:
“Las Escrituras enseñan claramente que si los hombres han de ser salvos deben ser salvados por medio de Cristo. Sólo Él puede librarlos del poder del pecado y su castigo. Su muerte hizo posible la salvación. 
La Palabra de Dios establece las condiciones para la salvación. Dios ha elegido tener que estas condiciones sean dadas a conocer a través de instrumentos humanos. Los cristianos tienen el deber de predicar a Cristo a toda criatura.” [John R. Mott, como se cita en Classics of Christian Missions, ed. por Francis DuBose, Nashville, Tennessee, Broadman Press, 1979]
“Otro peligro muy extendido es la hipocresía. Si nuestro Evangelio es la verdad, estamos en la obligación de propagarlo. Si no es la verdad, debemos renunciar a él. Tratar de ocupar el terreno intermedio no es simplemente inconsistencia, sino la forma más peligrosa de hipocresía. Daña el carácter de todos aquellos que se permiten sostener tal posición, destruye la confianza en la religión por parte de los que observan sus vidas, y condena a multitudes a tinieblas exteriores en los de países extranjeros que, sino fuera por la farsa profesión de tales [pseudo]cristianos, podrían ser introducidos en la luz de Cristo.” [John R. Mott, The Pastor and Modern Missions, NY, Student Volunteer Movement, 1904].
“Es de vital importancia que seamos sinceros en nuestro trabajo personal por Cristo. No hay clase más aguda que la de los incrédulos que detectan lo que no se ha hecho y la hipocresía. Solamente debemos decir lo que sabemos y lo que creemos, lo que realmente sostiene nuestras propias vidas. Es la realidad detrás de las palabras lo que les da poder. En este punto, quiero destacar la simple verdad de que si un hombre ha de levantar a un hombre que se hunde de las arenas movedizas, él mismo debe estar en tierra firme. Si va de señalar a los hombres a Cristo, él también debe conocer a Cristo como su Salvador personal del poder de la tentación, del pecado que se enreda cerca, y del miedo.” (Mott 1944).
“Todos los hombres necesitan a Cristo. Estamos en deuda con Cristo hacia todos los hombres. Conocemos nuestro deber y no hacerlo es pecado. La continuidad en el pecado de la negligencia necesariamente debilita la vida y detiene el crecimiento. Dejar de cumplir con nuestro deber, con referencia a la oportunidad peculiar de nuestra generación, equivaldría a promover de la atrofia espiritual.” (Mott 1904).
“El propósito omnipresente de la Iglesia cristiana y de toda otra agencia que se ocupa de la difusión del Reino de Dios, debe ser aquél de personas que dirigen a entregar su vida a Cristo como su Salvador y Señor. El método más fructífero para lograr este gran objetivo es dirigiendo a individuos uno por uno a llevar a Cristo de manera inteligente y con convicción como su Señor. La responsabilidad más solemne que descansa sobre cada cristiano, y también su mayor privilegio y alegría más profunda, es la de influir en la gente el aceptar, el representar y el servir a Jesucristo.”  [John R. Mott, The Larger Evangelism, NY, Abingdon-Cokesbury Press, 1944]
No olvidemos que la evangelización del mundo no es la iniciativa del hombre, sino de la de Dios. Jesucristo es su líder. Él, que es el mismo ayer, y hoy, y para siempre, aún permanece con los que siguen adelante para predicarlo en donde no ha sido nombrado. El Espíritu Santo es capaz de sacudir comunidades enteras ahora como en los días de Pedro y Pablo. La palabra de Dios es viva y eficaz todavía. La oración todavía puede mover montañas.” (Mott 1944).
Nuestro sentido de obligación debe intensificarse cuando nos hacemos la pregunta: "Si no nos predicamos a Cristo donde Él no ha sido nombrado, ¿quién lo hará?" Sabemos su necesidad; conocemos el único remedio; tenemos acceso a ellos; somos capaces de ir.” (Mott, en DuBose 1979).
En primer lugar, ¿qué significa la evangelización del mundo en esta generación? Significa dar a cada persona una oportunidad adecuada de conocer a Jesucristo como Salvador y Señor personal. No significa convertir a cada persona en el mundo en esta generación. Nuestra parte como cristianos consiste en llevar el Evangelio para ser relevante a los hombres que no hayan sido salvos; el Espíritu de Dios es el único capaz de convertirlos.” (Mott 1944).
Yo sé a quién he creído, y nada ha ocurrido en estos últimos años fatídicos que invalide una sola afirmación hecha por Jesucristo. ¡Cuán cierto es aún que Jesucristo y sólo Él puede hacer de este mundo un lugar seguro e inundarlo con buena voluntad!.” (Mott 1944).
Es nuestro deber evangelizar el mundo, porque le debemos llevar el Evangelio a todos los hombres. ¡Que crimen contra la humanidad es restringir el conocimiento de la misión de Cristo solo para dos terceras partes de la raza humana! Es nuestro deber evangelizar al mundo en esta generación debido al mandato misionero de Cristo.” (Mott 1944).
“El peligro de que los cristianos se rindan ante el lujo, el egoísmo, la pereza, y los ideales bajos, es mayor ahora que nunca antes en la historia de la Iglesia. Nunca tanto como hoy la Iglesia había necesitado de grandes tareas para llamar y ejercer todas sus energías y para salvarla de debilidad paralizante.” (Mott 1904).
“Si todos los hombres necesitan el Evangelio, si debemos de llevar el Evangelio a todos los hombres, si Cristo nos ha mandado a predicar el Evangelio a toda criatura, es, sin duda, nuestro deber el de dar a todas las personas de nuestra generación la oportunidad de escuchar el Evangelio. Conocer nuestro deber y no hacerlo es pecado [Santiago 4:17]. Continuar en el pecado de negligencia y desobediencia necesariamente debilita la vida y detiene el crecimiento de la Iglesia. ¿Quién puede medir la pérdida de vitalidad y el poder que ella ya ha sufrido dentro de nuestro propio tiempo, por su fracaso al no hacer todo lo posible para la evangelización del mundo?” (Mott, citado en DuBose 1979).
Las Escrituras enseñan claramente que si los hombres han de ser salvos, deben ser salvados por medio de Cristo. La pregunta apremiante entonces es, "¿Los cientos de millones de hombres que viven ahora necesitados de Cristo, y os que son capaces de recibir ayuda de él, pasarán sin tener siquiera la oportunidad de conocerlo?" El conocimiento de nuestro propio corazón deberí ser suficiente para aclarar y hacer claro nuestro deber. Sabemos que Cristo ha sido y es necesario para nosotros. ¿No sería presuntuoso, por lo tanto, que asumamos que las naciones que viven en pecado y miseria pueden vivir sin aquél a quien tanto necesitamos, incluso en los países cristianos más favorecidos?” (Mott 1944).
"Permítanme enfatizar el punto totalmente importante que Jesucristo resumió; el secreto extraordinario, infalible, y permanente de todo liderazgo verdaderamente grande y duradero en el mundo: "El que quiera ser grande entre vosotros será siervo de todos." Él mismo encarnaba esta verdad y se convirtió en "el Líder Príncipe de la Fe", es decir, el líder de los líderes." [En su Discurso ante el Comité Nobel, en el Auditorio de la Universida de Oslo]

Bibliografía

Cracknell, Kenneth and Susan J. White. An Introduction to World Methodism. Cambridge: Cambridge University Press, 2005. ISBN 0-521-81849-4.

Basil Matthews. Nueva York & Londres. John R. Mott: World Citizen. Harper & Brothers Publishers.

Mission Frontiers. The Pastor and Modern Missions-A Plea for Leadership in World Evangelization. January 01, 1995; John R. Mott 
<http://www.missionfrontiers.org/issue/article/the-pastor-and-modern-missions-a-plea-for-leadership-in-world-evangelizatio>


Mott, John R. 1900. The Evangelization of the World in This Generation. New York, Student Volunteer Movement for Foreign Missions.

Mott, John R. 1932. Liberating the Lay Forces of Christianity. Londres, Student Christian Movement Press.

Mott, John R. 1932The Present-Day Summons to the World Mission of Christianity. London, Student Christian Movement Press.

Mott, John R. 1946-1947. Addresses and Papers of John R. Mott. 6 vols. New York, Association Press, 

Nobel Media AB 2014. John R. Mott - Biographical. Nobelprize.org.  Web. 20 Dec 2014. <http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/peace/laureates/1946/mott-bio.html>

Nobel Media AB 2014. John R. Mott - Facts. Nobelprize.org.  Web. 20 Dec 2014. <http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/peace/laureates/1946/mott-facts.html>


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